lunes, 28 de abril de 2008

feriatristannarvaja

Apuntes de la feria de Tristán Narvaja La Feria todo lo junta, lo más alto y lo más bajo, la antigüedad valiosa y el desecho irredimible, el turista adinerado y el más pobre y desastrado de los individuos. La fascinación que puede ejercer sobre una persona a la que le guste encontrar pequeños tesoros (subjetivamente valiosos) puede ser infinita. Esos "pequeños tesoros" pueden ser objetos, obviamente, pero también flashes visuales irrepetibles, olores mezclados, frases rescatadas del bullicio, un vértigo de estímulos encontrados, contradictorios, agradables, molestos, insólitos, frecuentemente demenciales. Libros viejos, juguetes de plástico, animales embalsamados, pelucas, armas, encajes, alimentos enlatados, fonógrafos, animales amaestrados, banderines, lechones, termos, sirenas, discos, revistas de cine, espejos, animales fabulosos, cuchillos y tenedores -algunas cucharas-, perros sueltos, pipas, billetes, postales, animales que se agitan como locos , pilas, madejas de lana, lentes, botellas, porcelanas, animales innumerables, bastones, platos, biblias, sombreros, animales dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, posters, rulemanes, diskettes, chorizos, regaderas, animales que acaban de romper un jarrón, carteras, sellos, botones, animales incluídos en esta clasificación, manteles de hule, fotografías fotocopiadas, flores, animales que de lejos parecen moscas। Y que de cerca, son moscas. Etcétera. Dos muchachos medio dormidos en un portal. A sus pies duerme un perro viejo, sin raza definida, bastante cansado y tranquilo. En su cuello está atado un gran cartel de cartón que parece no alterar su reposo. Se vende.) fragmentos de texto Publicado originalmente en Insomnia Nº 113

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